miércoles, 16 de diciembre de 2009
White flag
lunes, 14 de diciembre de 2009

martes, 24 de noviembre de 2009
martes, 17 de noviembre de 2009
lunes, 9 de noviembre de 2009
Des-Igual
sábado, 7 de noviembre de 2009
Chao y Hola
Sentí como que fui un centro de todo, y al "unisono" -disculpen por ocupar esa palabra en otro contexto, pero creo que se puede llegar a entender- yo trataba de abandonarlo como nunca antes.
martes, 27 de octubre de 2009
No necesita titularse
lunes, 12 de octubre de 2009
domingo, 11 de octubre de 2009

Tanto sirve caminar, sentir el aire chocando en tu cara, sentir que tus pies se mueven por inercia y observar y un poco entender a la gente. Son momentos únicos que son necesidad.
Vuelvo a mi lugar con el que estuve conectado, pero encontré sin buscar y no querer, una fuerza que tira... me llama.
Tengo un rotundo no, pero aparece un parcial positivo. Es que esas cosas no suceden así, donde está el espacio para decidir si ese espacio se comprime, comprime mi pensamiento dándole lugar al instinto.
"Hombre que caminas, por la ruta de la grandeza, vas cojeando como animal"
Not ... I think.
Loneliness, it's better when ... everybody turns around.
lunes, 5 de octubre de 2009
miércoles, 26 de agosto de 2009
Quiero muchas cosas, pero a veces están tan lejos que parecen utopía ... para mi.
martes, 11 de agosto de 2009
Y Cae
lunes, 10 de agosto de 2009
Norte, Sur, Norte, Norte, Sur, Sur ...
Dos opciones:
-Su vieja casa, que el fuego consumió una gran parte, pero siguen sus mascotas ahi.
-Donde sus ojos no pueden divisar nada más que agua, solo agua, futuro incierto.
Y a veces llega tan cerca a su casa, que teme y decide volver. O cuando ya pierde la vista de ella, y el terror a la tormenta.
Siempre estoy en el punto 0.
viernes, 31 de julio de 2009

1, 2, 3, inhaló, exhaló.
Por mucho tiempo pensó lo mismo. Miraba a su alrededor y pensaba -en que novela estoy metido-. Pero en realidad se dio cuenta que así era el mundo.
-Si supieran lo que hay dentro de mi, alejaría todo-.
Hubo un lapsus de días, meses, años, en el cual su idea fue invadida por realidad, una especie de globo, que con el pasar del tiempo el aire se fue escapando y dando paso libre a él.
Vio su cara reflejada en un ser extraño. -Tal como es él, soy yo- Pensó. Y comenzó a estudiar sus pasos, sus pensamientos, llegando a la conclusión que eran muy símiles en casi todas sus características salvo la más escondida de él. -Que no puedo puedo revelar, ya que sólo yo la conozco y al igual que él, yo también tengo una verdad oscura que no sabrán.- Contó.
¿Dentro de un globo, un código de barra 0090060010 significa algo?
"You know, my left hand with a knife..."
lunes, 20 de julio de 2009
Independencia
domingo, 19 de julio de 2009
Empty
-Nada
Estoy vacío. Pero encontré la forma de sentirme menos vacío ... fingiendo.
Finjo tener sentimientos para poder encajar y no ser visto como alguien ajeno. Mi verdadero yo se encierra en cuatro paredes. Vivo mi vida en mi cabeza. Empty, así me siento.
domingo, 5 de julio de 2009
con Ciencia
Llega la pregunta, si acaso ellos nos hacen creer que nos pueden hacer feliz estableciendo un sin limite de cosas o uno mismo se lo crea para enlazarse a un tipo de sustrato de la sociedad.
Como sería el caso que ya por vida tengamos que salir esa etapa, y ahora nos tocara "crear" ese mundillo a alguien que necesite conocer. Pero volviendo a lo anterior, uno llega a pensar que nuestros padres son una especie de gato cósmico, que tienen un bolsillo mágico y tratan de satisfacernos en todo lo que queremos y si no lo tienen, hacen lo imposible y lo intentan.
Cambio de dizfraz. -Noséquehacer,notengonoloquierodecepcionarperonopuedohacernada.mesientotanmal-alnodarloqueelnecesitaypiensaqueessumundoQUIEROHACERLOFELIZ!perotambienncesitarlo...
pagarsusaludestudiotodooo.
Y no en ese momento no pienso eso y digo uy que bonito mi juguete nuevo que a las dos semanas será un medio de camión y quiero el auto ...
domingo, 21 de junio de 2009
Pasado medianoche
Aún no entiendo porqué en mi actúan dos "personas" que no las puedo diferencia aveces, pero si controlar. Un ser tan maligno que es contrarrestable por otro que quizás sea ¿benigno?. Sinceramente no le deseo mal a nadie, pero en tiempos no quiero estar solo y ahí entra mi mal actuar que no es físico, sino mental. Y para mi es tan amplio, que cuando me siento frente a un montón de teclas -esperando ser apretadas(?)- mi cabeza se comprime, para no dejar fluir los pensamientos que me guardo y me discuto en cada caminata bajo el cielo. Entonces no entraré a discutir de eso.
Aunque en general se me bloquea todo tipo de cosas cuando tengo ganas de escribir. Basta con que abra esta blanca ventana con el pensamiento en blanco para poder decir algo. Y aquí estoy tratando de hacerlo.
Tengo muchas cosas que discutir con mi persona, nunca llego a un acuerdo, pero eso es lo que me hace seguir cuestionandome en mi soledad. No quiero llegar a ser el señor capaz de responder todo porque ya no tendría gracia nada.
Así paso la noche, mientras todos duermen,yo aquí y otro planeando como será un nuevo mañana. El sol asoma su cara por la cordillera para contarme que es hora de vivir la simplicidad del si y el no y dar un paso sin preguntar de que tamaño es el hoyo que he dejado y que el pie que dejé atrás de un paso firme para hacer este nuevo ciclo de la simplicidad .... - hasta que llegue la noche-.
viernes, 19 de junio de 2009
And Oh Oh!
Es normal que en estos días la gente se disfrace en pelota de taca-taca, claro, porque llueve. Pero hay días que no es necesario ese disfraz. Pero insisten e insisten.
Me gusta la calidez de tu

viernes, 12 de junio de 2009
La señal ya no sigue en on

La tecnología sigue avanzando, pero el viejo anciano sigue trasmitiendo su programa radial, a pesar de que ya nadie pueda oír su frecuencia.
Quizás su programa ya no tenga nada que decir, y esa la razón de que no resuene más en nuestros oídos, pero el anciano no pierde la esperanza de que alguien logre calibrar esa frecuencia. Y en parte es verdad, alguien se empeña en hacerlo, alguien que dio un si al avance tecnológico pero no se sabe el motivo para volver a escuchar su programa.
Lastima que el tiempo también avanza, y ya no hay manera de volver a escuchar aquel programa.
El anciano ha fallecido y ya solo quedan programas nuevos.
(foto: http://www.flickr.com/photos/crayoladenubee/2295355094/ )
martes, 19 de mayo de 2009
lunes, 18 de mayo de 2009
La noche de los feos

No soy mucho de leer poemas and stuff, pero este me encanta, y es de Benedetti, quien falleció ayer.
La noche de los feos
1.
Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a comienzos de mi adolescencia.
Tampoco puede decirse que tengamos ojos tiernos, esa suerte de faros de justificación por los que a veces los horribles consiguen arrimarse a la belleza. No, de ningún modo. Tanto los de ella como los míos son ojos de resentimiento, que sólo reflejan la poca o ninguna resignación con que enfrentamos nuestro infortunio. Quizá eso nos haya unido. Tal vez unido no sea la palabra más apropiada. Me refiero al odio implacable que cada uno de nosotros siente por su propio rostro.
Nos conocimos a la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Allí fue donde por primera vez nos examinamos sin simpatía pero con oscura solidaridad; allí fue donde registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras respectivas soledades. En la cola todos estaban de a dos, pero además eran auténticas parejas: esposos, novios, amantes, abuelitos, vaya uno a saber. Todos —de la mano o del brazo— tenían a alguien. Sólo ella y yo teníamos las manos sueltas y crispadas.
Nos miramos las respectivas fealdades con detenimiento, con insolencia, sin curiosidad. Recorrí la hendidura de su pómulo con la garantía de desparpajo que me otorgaba mi mejilla encogida. Ella no se sonrojó. Me gustó que fuera dura, que devolviera mi inspección con una ojeada minuciosa a la zona lisa, brillante, sin barba, de mi vieja quemadura.
Por fin entramos. Nos sentamos en filas distintas, pero contiguas. Ella no podía mirarme, pero yo, aun en la penumbra, podía distinguir su nuca de pelos rubios, su oreja fresca bien formada. Era la oreja de su lado normal.
Durante una hora y cuarenta minutos admiramos las respectivas bellezas del rudo héroe y la suave heroína. Por lo menos yo he sido siempre capaz de admirar lo lindo. Mi animadversión la reservo para mi rostro y a veces para Dios. También para el rostro de otros feos, de otros espantajos. Quizá debería sentir piedad, pero no puedo. La verdad es que son algo así como espejos. A veces me pregunto qué suerte habría corrido el mito si Narciso hubiera tenido un pómulo hundido, o el ácido le hubiera quemado la mejilla, o le faltara media nariz, o tuviera una costura en la frente.
La esperé a la salida. Caminé unos metros junto a ella, y luego le hablé. Cuando se detuvo y me miró, tuve la impresión de que vacilaba. La invité a que charláramos un rato en un café o una confitería. De pronto aceptó.
La confitería estaba llena, pero en ese momento se desocupó una mesa. A medida que pasábamos entre la gente, quedaban a nuestras espaldas las señas, los gestos de asombro. Mis antenas están particularmente adiestradas para captar esa curiosidad enfermiza, ese inconsciente sadismo de los que tienen un rostro corriente, milagrosamente simétrico. Pero esta vez ni siquiera era necesaria mi adiestrada intuición, ya que mis oídos alcanzaban para registrar murmullos, tosecitas, falsas carrasperas. Un rostro horrible y aislado tiene evidentemente su interés; pero dos fealdades juntas constituyen en sí mismas un espectáculos mayor, poco menos que coordinado; algo que se debe mirar en compañía, junto a uno (o una) de esos bien parecidos con quienes merece compartirse el mundo.
Nos sentamos, pedimos dos helados, y ella tuvo coraje (eso también me gustó) para sacar del bolso su espejito y arreglarse el pelo. Su lindo pelo.
“¿Qué está pasando?”, pregunté.
Ella guardó el espejo y sonrió. El pozo de la mejilla cambió de forma.
“Un lugar común”, dijo. “Tal para cual”.
Hablamos largamente. A la hora y media hubo que pedir dos cafés para justificar la prolongada permanencia. De pronto me di cuenta de que tanto ella como yo estábamos hablando con una franqueza tan hiriente que amenazaba transpasar la sinceridad y convertirse en un casi equivalente de la hipocresía. Decidí tirarme a fondo.
“Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?”
“Sí”, dijo, todavía mirándome.
“Usted admira a los hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un rostro tan equilibrado como esa muchachita que está a su derecha, a pesar de que usted es inteligente, y ella, a juzgar por su risa, irremisiblemente estúpida.”
“Sí.”
Por primera vez no pudo sostener mi mirada.
“Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo.”
“¿Algo como qué?”
“Como querernos, caramba. O simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay una posibilidad.”
Ella frunció el ceño. No quería concebir esperanzas.
“Prométame no tomarme como un chiflado.”
“Prometo.”
“La posibilidad es meternos en la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me entiende?”
“No.”
“¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabía?”
Se sonrojó, y la hendidura de la mejilla se volvió súbitamente escarlata.
“Vivo solo, en un apartamento, y queda cerca.”
Levantó la cabeza y ahora sí me miró preguntándome, averiguando sobre mí, tratando desesperadamente de llegar a un diagnóstico.
“Vamos”, dijo.
2.
No sólo apagué la luz sino que además corrí la doble cortina. A mi lado ella respiraba. Y no era una respiración afanosa. No quiso que la ayudara a desvestirse.
Yo no veía nada, nada. Pero igual pude darme cuenta que ahora estaba inmóvil, a la espera. Estiré cautelosamente una mano, hasta hallar su pecho. Mi tacto me transmitió una versión estuimulante, poderosa. Así vi su vientre, su sexo. Sus manos también me vieron.
En ese instante comprendí que debía arrancarme ( y arrancarla) de aquella mentira que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. Fue como un relámpago. No éramos eso. No éramos eso.
Tube que recurrir a todas mis reservas de coraje, pero lo hice. Mi mano ascendió lentamente hasta su rostro, encontró el surco de horror, y empezó una lenta, convincente y convencida caricia. En realidad mis dedos ( al principio un poco temblorosos, luego progresivamente serenos) pasaron muchas veces sobre sus lágrimas.
Entonces, cuando yo menos lo esperaba, su mano también llegó a mi cara, y pasó y repasó el costurón y el pellejo liso, esa isla sin barba de mi marca siniestra.
Lloramos hasta el alba. Desgraciados, felices. Luego me levanté y descorrí la cortina doble.
viernes, 15 de mayo de 2009
Inhibidor

Yo soy lo que soy y soy quien soy. O me miento?
(foto: http://www.flickr.com/photos/simonpais/ )
lunes, 11 de mayo de 2009
Solo trato de reir

Esta es la mejor hora para escuchar el sonido del refrigerador y mirar la tasa de café vacía.
Pero el café suele tener ese aroma amargo. El mismo de esas personas que ves a las 8 de la noche tomar la locomoción, envueltos en sus abrigos o alimento de polillas.
Y me pongo a pensar de que pasará en el momento que ellos abandonen el vagón.
El de chaqueta de cuero y mirada fija le irá a pegar a su esposa. El de bigote con mirada triste no sabrá como decirle a su familia que quedó cesante.
El que la puerta lo sostiene y solo se mueve cuando el tren frena o parte, no sabe que estación será mas cálida esta noche.
Si todo se solucionara con una sonrisa ...