jueves, 24 de mayo de 2007

Mi abuela me mandó a comprar parafina, y como ella estaba de cumpleaños, no podía negarme. Aunque le advertí que sólo iría a la bencinera más cercana, y si no había me devolvería.
Me fui por el camino que me iba cuando child -aunque antes ya he pasado por ahí- me dio nostalgia porque miré un negocio que todo dormido pasaba a comprar doblones. Mala suerte no había parafina. A la vuelta pasé al local a comprar doblones y me decía si estarán los abuelitos que atendían antes, aunque era obvio que no, porque han pasado mas o menos 10 años o más, y estaba un joven. Me dio pena, pero así es la vida, todo cambia y llega a su fin.
Mi abuela no pudo calentar las patitas en la estufa y cumplió 80.

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